jueves, 15 de agosto de 2013

DEJANDO HUELLAS


Nuestra labor de educadores implica tocar de manera significativa las almas de los niños y jóvenes que llegan a nuestras aulas cada día. Se convierten entonces en pequeñas esponjas que absorben no solo las informaciones y contenidos que les damos, sino también nuestras formas de manejar emociones y sensaciones, de vivir, nuestra percepción de ver el mundo, entre otros. Todo eso que somos, sentimos y reflejamos es lo que nuestros estudiantes aprenden de nosotros. Por eso, la huella que deseo dejar en ellos, será una huella de empredimiento, liderazgo,  responsabilidad, optimismo y ganas de luchar por los ideales y anhelos que se han propuesto lograr en sus vidas.